Bayly

Posted January 10, 2013 by samuel
Categories: Occidente

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El último Rosh HaShanah

Posted September 21, 2012 by samuel
Categories: Israel, Oriente

En la Antigüedad fue tierra de esclavitud y en la Edad Media fue puerto de llegada para los judíos expulsados de España. Es en este período medieval de Egipto cuando se construye la sinagoga Eliahu Hanavi de Alejandría, ayer última sinagoga del país abierta al culto, y hoy ya cerrada, símbolo del final de la decreciente vida judía en el país.  La sinagoga canceló  la celebración de Rosh Hashanah en la noche del domingo de forma definitiva por los ya famosísimos en la zona, “motivos de seguridad”, concluyendo para siempre su recorrido vital desde el siglo XIV en una ciudad donde los judíos llevaban viviendo más de dos mil años, la misma en la que el rabino y médico cordobés Maimonides encontró por algún tiempo su refugio.

Los Hermanos Musulmanes explican este cierre como uno de los “frutos” de la revolución de la plaza de Tahrir, que para eso era, para arrasar con las pocas libertades que quedaban aplaudidos por los tontos de siempre, que ahora que los protagonistas asaltan embajadas organizadísimos y amenazan al mundo por varios videos o viñetas, siguen buscando sesudas explicaciones. Pero la cuestión no es ya la obviedad del peligro islamista o el poco sentido de vivir como judío en el Egipto de nuestro tiempo, sino la evocación histórica de un proceso repetido, cómo funciona, cómo se propaga y quiénes lo manejan. Y cómo se llega a ese punto sin retorno a partir del cuál se hace imposible la existencia de una comunidad, o en el mejor de los casos, se acaba con la libertad por “motivos de seguridad”.

La rebelión de Essex

Posted July 27, 2012 by samuel
Categories: Historias

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Ya lo dio a entender el explorador pluriempleado sir Walter Raleigh, amigo y pretendiente de la reina, cuando puso en su honor el nombre de Virginia a un lugar de Norteamérica. Elizabeth Tudor no se casaba con nadie y valga la frase, en todos los sentidos.  Encima el paso de los años se sumaba a su perenne hostilidad hacia el matrimonio, nada extraña si repasamos los éxitos de las esposas de su padre Henry VIII en la carrera real, víctimas de fiebres, repudios, castigadas infidelidades, divorcios forzosos, o conspiraciones como las que acabarían con su propia madre, acusada de todo un poco y decapitada a la francesa en la muy inglesa Torre de Londres.

Digamos que la primera Elizabeth de Inglaterra era impenetrable desde las alcobas hasta la política, pasando por una fe protestante por la que los Estados más potentes de la Europa del momento la acusan de herejía, obsesionados con extender su religión por todo el orbe. “Matarla”, avisan, “no sería asesinato”.  Menos mal que aún se podía confiar en gente como Francis Drake y otros cuantos amigos de las mejores familias y también de las peores, pero cuya destreza en la oscuridad de los mares fue difícil de encajar para los lentos y grandes navíos españoles del momento. Y así, aquel 2 de agosto de 1588, no sólo la suerte y unos cuantos truenos asistieron puntualmente a la flota de Su Majestad, cuando los nubarrones negros del norte sentenciaban el regreso a casa de la Armada Española, que se descuajaringaba entre las olas, abandonando el plan de invadir Inglaterra para siempre.

Pero no en todas las guerras estaba tan claro el enemigo. Nunca sabremos si aquel joven ambicioso al que Isabel abrazaba entre cortinas era sincero o si todo aquel romance fue un simple estímulo para su ego, cosa rarísima, por cierto, en aquel ambiente de la Corte del siglo XVI, tan humilde y tan solidario. Con ese compañerismo donde ascendías a la gloria por la misma tontería que podía llevarte al cadalso, algo que Robin Devereux, segundo Conde de Essex, no tuvo tiempo de entender.

Y puede que el apuesto noble que había repartido estopa entre los enemigos de la patria, cometiera luego el error que cometieron tantos y tantas, enredados y enredadas en las alturas del poder y en sus peligros:  mostrar a quien te gobierna y te desea, que ya no estás bajo su control. No fue lo grave, creo yo, haberla cagado en la campaña de Irlanda vaciando las arcas y pactando con los rebeldes, o haber liderado al mismo tiempo, una especie de rara rebelión sucesoria. Lo grave fue la insumisión privada, la irrupción en los aposentos reales sorprendiendo a la reina de Inglaterra en camisola y sin peluca. Lo grave fue preñar a otra más joven y más guapa o darles en toda la boca a los viejos dinosaurios del Consejo, desafiando la autoridad de una mujer que por otro lado, disfrutaba a veces con el desafío. Pero todo tiene un límite, sobrepasado con un amor insuficiente, allí donde el despecho podía ser fatal.

Por eso nada pudo evitar que Essex subiera los escalones aquel funesto día,  para perder la cabeza que ya llevaba tiempo por ahí, lejos de sus hombros. Sosteniendo, cuentan, una plática devota y leal hacia la gobernante que en realidad, nunca quiso verle muerto. A buenas horas. Lástima de ocasión perdida para acordarse de su señora madre, a cuyo grupo desdichado además,  se uniría para siempre, en compañía de otros nobles compañeros, nada únicos en su destino. Víctimas o verdugos de la misma inclemencia, bajo las mismas piedras, junto a la misma torre.


Serrat y Sabina en Tel Aviv

Posted June 25, 2012 by samuel
Categories: Israel, Jalomot

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“Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor, cuando no muere mata
porque amores que matan, nunca mueren

Tel Aviv 21 Junio, (a pesar de los inquisidores)

Jerusalem

Posted May 20, 2012 by samuel
Categories: Israel

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Acuarela de Shoshana Meerkin

Annapurna

Posted November 15, 2011 by samuel
Categories: Historias, Jalomot

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O lo que es lo mismo, la Diosa de la Abundancia. O de la Cosecha. Uno de los ochomiles del Himalaya y junto con el K2, el más peligroso de los catorce picos que superan esta altura. Pero este primero como todo el mundo sabe lo tenemos en Nepal, lo cual frente al Karakorum que se encuentra en Pakistán es ya por increíble que parezca, una deliciosa ventaja.

El Annapurna guarda en sus alturas historias de sinrazón y debilidad, pero también de fortaleza y generosidad sin condiciones. Historias de apuestas perdidas bajo los aludes y los enormes seracs, esos bloques de hielo gigantes y cambiantes que colapsan sin avisar en esa soledad que de repente se presenta sin metáforas, a lo bestia. Esa suma de situaciones extremas que nunca perdonan y que rara vez dan una segunda oportunidad. Por eso el pico de la Abundancia lleva en su seno los cantos de sirena que llamaron a muchos, que allí en el mismo seno quedaron como dormidos, para siempre. Como Iñaki Ochoa de Olza, polvo enamorado que quiso vivir la montaña en su máxima expresión, pura, sin artificios, sin oxígeno adicional y a peso ligero. El alpinista que rechazaba “las reglas, los jueces, las medallas”, y que nunca llevaba encima sino su experiencia que no era poca, unas certidumbres y unas letras de Bob Dylan en la memoria. Y buenos colegas, como el heroico rumano Horia Colibasanu, compañero de Ochoa en la escalada, que aquella primavera eligió morir al lado de su amigo cuando supo que persiguiendo su pasión, Iñaki enfermaba y perdía la batalla. Y sin ponerse a salvo decidió perderla junto a él, en la cara helada de la arista Este a setecientos y pico metros, acompañándolo en la confusión mental que presagiaba un edema pulmonar y además otro cerebral, el mal de altitud en una emboscada posible pero inesperada. Sabiendo que ambos morirían si nadie les socorría, víctimas del aire sin aire que ha de vivirse con el tiempo justo a partir de los cinco mil, troposfera adelante.

Como habría hecho el navarro por él, seguramente. Como hizo el suizo Ueli Steck, que al poco tiempo de saberlo partía desde la base con botas de trekking, anorak de entretiempo y un viento de escándalo sólo para llevar allá lo que tenía disponible, la cortisona útil en estos casos, la Dexametasona. Lo que convenció a un Colibasanu ya hecho a la idea de su muerte a relevarse al límite de sus fuerzas y ayudó al español a robarle más horas a la vida. Entretanto, un helicóptero que retrocede por la espesa niebla, un celular que nadie contesta, un tictac que se acelera y alguien que llama a un ejército para pedir un favor.

Y sería el kazajo Denis Urubko, el mejor montañero del mundo, quien recibiendo las avalanchas una detrás de otra trepaba tras Steck con el oxígeno y alguna cosa más en su mochila, “Urubko se las come todas“. Después sabría llegando al Campo 3 y vivo de milagro, que Ochoa de Olza había llegado al fin de su resistencia una mañana de mayo de 2008, luego de varios días de agonía, pero nunca en soledad, siempre en compañía. Atada la voz a un teléfono sin cable que como él, iba perdiendo su energía. En la afilada arista Este del Annapurna, que horas después se iluminaba con los últimos rayos de la tarde mostrando su inmensa belleza antes de llegar la noche.

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Posted September 28, 2011 by samuel
Categories: Israel


La Journée de la jupe

Posted June 15, 2011 by samuel
Categories: Historias, Videos

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Justo ese día en que Mme Bergerac está a un paso de tirar la toalla rodeada de estudiantes que la insultan y la desprecian por su aspecto justificándose en el Coran, la profesora de francés descubre un arma entre las pertenencias de uno de ellos. Y ya llegados a ese punto, por qué no aprovechar la situación y utilizarla para dar un curso de Literatura en condiciones, además  de proponer a esos cretinos de la autoridad gubernamental una desesperada reivindicación, algo que suena tan extraño como “El día de la falda”. La jornada en la que las estudiantes de toda Francia puedan lucir como prefieran sin ser insultadas, agredidas ni molestadas. Especialmente con ese aspecto que hace tiempo ya no es aconsejable en las áreas urbanas con fuerte presencia de inmigración islámica, si una mujer quiere hacer un poco tranquila su vida cotidiana.

Isabelle Adjani regresaba en 2008 a las pantallas para interpretar una historia que no abandona la actualidad, ahora además, recién puesta en marcha la prohibición del velo integral en las calles francesas. Una historia que nació enfrentada al rechazo de algunos productores demasiado asustados para hablar de tantos fracasos a la vez, y todos, con inmigrantes de por medio. El fracaso de la multiculturalidad descontrolada, el de la crisis social infiltrada desde hace años en los grandes suburbios de Francia y el de la rendición de la educación pública ante el desafío de quienes no comparten los valores de la República, pero tampoco tienen planes de abandonarla. 

Y por encima de todo, la historia personal de una profesora verdaderamente indignada y deprimida que nunca imaginó que al fin de tantos años de “feminismo en pantalones”, ella misma acabaría reivindicando la falda, a punta de pistola.

La Journée de la jupe, de Jean Paul Lilienfeld (2008) pensada para televisión por no encontrar respaldo en un principio,  para los teatros de cine.

Leyendas de otoño

Posted January 31, 2011 by samuel
Categories: Jalomot, Videos

“- Seguí todas las reglas. Las de Dios, las de los hombres… y tú , tú  no seguiste ninguna. Pero todos ellos te quisieron más a ti …” Alfred Ludlow a su hermano Tristan

Legends of the Fall, 1994, basada en la novela de Jim Harrison